- Iluminación Indirecta: El 90 a 100 % de la luz se dirige hacia el techo y se distribuye luego en el ambiente por modificación. Se utilizan aparatos que en su parte inferior están cerrados y el flujo lumínico se dirige hacia arriba sin difusor. Produce un ambiente agradable, con una luz suave y sin sombras.
- Iluminación Semi-Directa: Es una iluminación directa pero con un difusor o vidrio traslucido entre la lamparita y la zona a iluminar, que hace que entre un 10 a 40 % de la luz llegue a la superficie u objetos procedentes de un reflejo previo en las paredes.
- Iluminación Semi-Indirecta: Es una iluminación que en su parte inferior ilumina con un difusor sobre la zona a iluminar (como en la iluminación semi-directa) y por arriba envía luz al techo sin difusor (como en la iluminación indirecta). Se utilizan lámparas difusas en el borde inferior pero abiertas en la parte de arriba. Genera un efecto grato sin deslumbramientos y con sombras suaves.
La iluminación puede presentarse de infinitas formas, que condicionan el resultado final de la obra que vamos a contemplar. La elección de la misma puede cambiar totalmente la percepción que tengamos de un cuadro.
La iluminación más utilizada en los museos para las muestras de obras de arte, por lo general son las luces naturales, ya que dan excelentes resultados, por su amplio espectro cromático y la agradable sensación de espacialidad que brinda. Siempre es aconsejable su combinación con fuentes artificiales.
Dentro de las luces artificiales, existen dos tipos principales de iluminación protagonista de las obras de arte en museos: fuentes difusas y puntuales.
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