La luz contribuye a acusar aún más este efecto de sorpresa de la escultura, la escultura, al igual que la arquitectura, es función de la luz. Un juego de iluminaciones hace cambiar por completo el sentido escultórico de una obra.
La tridimensionalidad propia de la escultura hace que la iluminación sea particularmente importante en su contemplación, y que se considere la ubicación de las esculturas en su entorno en función de ello. En algunos casos, la luz es vital para la escultura.
La escultura ha estado bajo diferentes fuentes de luz, ha sido iluminada normalmente por la luz del sol, estando siempre realizada teniendo en cuenta la fuente de luz, que tendría el lugar donde iría colocada.
Si la escultura se ubicaba en el exterior, directamente la luz provenía del sol; si en cambio, la misma se ubicaba en el interior, la iluminación podría ser también natural colocándolas en cercanía de ventanas o vitrales (anteriormente para las grandes catedrales) o velas, y actualmente se utilizan luces Led, Incandescentes de Filamento, incandescentes halógenas, luz de Descarga, entre otras.
La importancia de la luz en los objetos, se debe a que define y da relieve a las formas, otorgándoles opacidad, textura y color. Esto sucede gracias a que esas propiedades toman forma volumétrica en ese objeto iluminado. Cualquier objeto dentro del alcance de la luz, la detiene y la refleja en algún grado, definiendo el objeto. La intervención de la sombra define los objetos por contraposición, redondeándolos por contraste al existir variedad entre luz y sombra.
La arquitectura barroca eclesiástica, guarda un encanto típico no muy explorado. Muchas fueron las iglesias construidas, durante los siglos XVII y XVIII, como defensa ante la creciente amenaza del protestantismo.
La luz, como elemento material, participa en la creación de los espacios arquitectónicos dotándoles de significado. Es importante el papel de la luz en el interior de algunas iglesias del estilo barroco, con el objetivo de identificar el lenguaje lumínico utilizado en ellas, y la simbología de la luz en su contexto.
Son muy conocidos los efectos ópticos y lumínicos de Lorenzo Bernini ( escultor, arquitecto y pintor s. XVII). Algunas veces referenciada como una luz invisible, se trataba de una luz alta, cuya fuente se oculta para obtener un efecto ilusionístico de sentido mágico.
La iluminación artificial de los espacios sagrados es un tema delicado. Por una teoría de la iluminación de bienes culturales, Armando Ginesi siglo xx (Crítico de arte) apunta que la iluminación artificial de los bienes culturales debería realizarse por un equipo multidisciplinar. Arquitectos, restauradores, antropólogos deberían actuar junto a los técnicos de iluminación con el objetivo de no solamente evitar los daños físicos al patrimonio sino también el cuidado de no distorsionar su lenguaje original.