viernes, 30 de septiembre de 2016

Factor de deterioro

  • Radiaciones infrarrojas y ultravioletas., las más severas, son las de componente de onda corta.
  • El daño que causa la luz sucede por dos procesos: la acción fotoquímica y el efecto calorífico radiante.
  • El potencial de deterioro de una fuente determinada de luz puede expresarse mediante el denominado factor de deterioro.

Factores de deterioro y temperatura de color de algunas fuentes luminosas
Fuente
Fd
Temp (K)
Sodio blanco
0.10
2500
Lámparas incandescentes
0.15
2800
Halógena (abierta)
0.20
3000
Mastercolour (HM)
0.20
3000
Inducción QL
0.20
3000
Tubos fluorescentes color 84
0.21
4000
Tubos fluorescentes color 94
0.18
3800
Tubos fluorescentes color 96
0.34
6500
Luz Diurna (cristal de 4mm)
0.68

Conservación de las obras en museos

  • Respecto a la elección de la fuente de iluminación, la iluminación artificial puede realizarse a partir de lámparas incandescentes, las cuales ejercen un efecto térmico considerable que es necesario controlar, mientras que las lámparas fluorescentes producen un efecto térmico mucho menor.
  • No debe haber aparatos generadores de frío ni de calor cerca.
  • No exponer las obras a la luz del sol de manera directa.
  • Las radiaciones ultravioletas poseen cierta energía que pueden ocasionar  reacciones químicas en los materiales como los pigmentos.
  • No sobrepasar los niveles de iluminación recomendables por el Consejo Internacional de Museos (ICOM): 50 lux en objetivos sensibles y de hasta 200 lux en los moderadamente sensibles.
  • Regular el flujo de los sistemas de iluminación, de modo que resulte sencillo el control de la iluminación.
  • El control del tiempo de exposición: los efectos fotoquímicos son acumulativos, por lo que el nivel de iluminación y el tiempo de exposición se relacionan inversamente, de forma que cuanto mayor sea la iluminación menor ha de ser el tiempo de exposición y viceversa.

Niveles de iluminancia máxima recomendada para las Obras de arte.
Grupo
Materiales
Iluminancia
A
Acuarelas, telas, papel, grabados, tapices, etc.
50 lux
B
Oleos, temperas, hueso marfil, cuero, etc.
200 lux
C
Piedra, metal, cerámica fotos en blanco y negro
300 lux

Influencia de las diferentes fuentes de luz en la escultura tradicional

Si la escultura ha de ocupar un sitio establecido, el artista, al crearla, debe tomar en consideración las condiciones lumínicas del mismo.
En las obras que han cambiado de emplazamiento, reproducir la luz que las envolvía forma una tarea forzosa, que es un desafío para la museografía.

En la escultura la luz es exterior. Pero es preciso indicar que la escultura posee dos luces: la propia, la que el mismo escultor procura al trabajar los planos del volumen, con sus salientes y entrantes, y la del foco luminoso que la alumbra. Podemos, pues, percibir conjuntamente un foco luminoso, el claroscuro de la escultura y las sombras que emiten los volúmenes más allá de la figura.

La luz es un factor de tanta importancia que cualquier cambio de su incidencia altera el concepto formal. Una escultura puede parecer más o menos estática, de mayor o menor resalto, conforme varíe la luz que recibe. Un pliegue no sólo es una forma, sino al mismo tiempo una lógica de luz y sombra. Hay esculturas que dramatizan con las salientes gracias al diálogo o al enfrentamiento de la luz y la sombra. También se pueden establecer delicadas transiciones, que tienen mucho de pictóricas.

Sistemas de iluminación


  • Iluminación Directa: El flujo de la luz se dirige casi completo y directamente sobre la zona a iluminar. Con este sistema se aprovecha entre un 90 y un 100 % de la luz. Se trata de una luz que generalmente está dada por pantallas colgantes o apliques en paredes, sin difusor entre la lamparita y la zona iluminada. Las sombras que se producen son duras e intensas. Los contrastes entre luz y sombras deben estar armonizados o calculados para no provocar un efecto violento.

  • Resultado de imagen para Iluminación Directa

    • Iluminación Indirecta: El 90 a 100 % de la luz se dirige hacia el techo y se distribuye luego en el ambiente por modificación. Se utilizan aparatos que en su parte inferior están cerrados y el flujo lumínico se dirige hacia arriba sin difusor. Produce un ambiente agradable, con una luz suave y sin sombras. 
    Resultado de imagen para iluminación indirecta

    • Iluminación Semi-Directa: Es una iluminación directa pero con un difusor o vidrio traslucido entre la lamparita y la zona a iluminar, que hace que entre un 10 a 40 % de la luz llegue a la superficie u objetos procedentes de un reflejo previo en las paredes. 
    • Iluminación Semi-Indirecta: Es una iluminación que en su parte inferior ilumina con un difusor sobre la zona a iluminar (como en la iluminación semi-directa) y por arriba envía luz al techo sin difusor (como en la iluminación indirecta). Se utilizan lámparas difusas en el borde inferior pero abiertas en la parte de arriba. Genera un efecto grato sin deslumbramientos y con sombras suaves.


  • Iluminación Difusa o Mixta: En este tipo de iluminación el 50 % de la luz se dirige difusa hacia el techo, y de allí es reflejada, y el otro 50 % se dirige difuso hacia la zona a iluminar. Una bocha de vidrio blanco, por ejemplo, es un tipo de iluminación difusa; envía el flujo de luz a toda la habitación pero difuminado. Aquí no hay sombras y se produce una luz agradable pero poco decorativa ya que no se destacan ni sobresalen las formas.



  • La iluminación puede presentarse de infinitas formas, que condicionan el resultado final de la obra que vamos a contemplar. La elección de la misma puede cambiar totalmente la percepción que tengamos de un cuadro.

    La iluminación más utilizada en los museos para las muestras de obras de arte, por lo general son las luces naturales, ya que dan excelentes resultados, por su amplio espectro cromático y la agradable sensación de espacialidad que brinda. Siempre es aconsejable su combinación con fuentes artificiales.

    Dentro de las luces artificiales, existen dos tipos principales de iluminación protagonista de las obras de arte en museos: fuentes difusas y puntuales.


    Fuentes de luz


  • Luz incandescente:El foco incandescente ha sido la fuente de luz artificial tradicional y, aunque en algunos sitios ahora se prohíben su fabricación y comercialización, en algunos otros, sigue siendo una fuente lumínica muy recurrida por el tono cálido de su luz y su bajo costo en el mercado. Como contraparte de estos atributos, el foco incandescente tiene muy poca eficiencia, dado que de toda la energía que consume, sólo alrededor de un 15% es convertido en visible (luz) y el resto, en calor y en energía que escapa al espectro de visión humana. Además del problema de sustentabilidad ambiental que esto supone –alto consumo de energías fósiles del cual sólo se aprovecha un porcentaje mínimo–, la poca sustentabilidad económica es otra limitante, dado que el alto consumo de energía consumida por estos focos también se refleja en la factura eléctrica, además de tener muy corta vida útil.
  • Luces de halógeno: Representan una evolución con respecto al foco incandescente, puesto que tienen mayor eficiencia (mayor aprovechamiento de la energía consumida y mayor vida útil) y rendimiento (capaces de aportar más luz por watt consumido) en relación con el foco incandescente, además de ser dispositivos más pequeños que éste último. Son útiles para iluminar un área particular en nuestro hogar, como spots sobrepuestos a una luz de ambiente; dadas las altas temperaturas que alcanzan, deben manipularse por medio de un paño limpio, con lo cual evitaremos quemaduras e impregnar nuestra grasa cutánea en la ampolleta del foco con la cual ésta podría estallar. A pesar de su relativa eficiencia con respecto a la luz incandescente, estas luces son también consideradas de alto consumo energético.
  • Luz fluorescente: A pesar de haber sido un invento poco reciente –su historia se remonta casi a la invención de la bombilla incandescente, sólo que sus altos costos de instalación y mantenimiento desalentaron su uso–, las mejoras que sobre él se hicieron a mediados del siglo pasado lo sacaron de la lista de “patentes inviables” y lo volvieron un dispositivo de creciente popularidad. La luz fluorescente es conocida por la extrema eficiencia que ofrece en contraste con las luces incandescentes y de halógeno. Ampliamente usada en ambientes de trabajo y oficina, para extender su vida útil, se recomienda usarla en sitios donde se requiere que esté encendida continuamente (evitar estar prendiéndola y apagándola). A los muchos beneficios de la luz fluorescente, se opone una consideración: dado que es una luz no-continua, su uso no se recomienda para lectura ni trabajo fino o minucioso.
  • Luz fluorescente compacta: Conocida como “foco ahorrador”, esta luz presenta características muy similares a la luz fluorescente tradicional, sumando la ventaja de que su presentación con rosca –como el de las bombillas incandescentes- la hace práctica por su fácil instalación y nulo mantenimiento. Las innovaciones sobre este tipo de lámparas hacen posible que hayan ampliado su gama de “temperatura de color” (los tonos en que vemos la luz), abriéndonos más opciones que la luz fría en la que típicamente se nos presentaba: ahora podemos encontrarlas en la cálida luz ambarina que remeda la de un foco incandescente. A pesar de que los focos ahorradores son dispositivos mucho más costosos que los incandescentes, resultan una inversión, dado que presentan mucha mayor eficiencia energética, con lo que son sustentables ambiental y económicamente.

    Además, las horas de vida de una lámpara para de este tipo son más que las de un foco incandescente, lo que requiere que compremos luces con mucha menor frecuencia. Lo mismo que las fluorescentes normales, las fluorescentes compactas no se recomiendan para lectura continua ni tareas minuciosas, siendo la luz de halógeno, la luz LED y, por supuesto, la luz natural, más apropiadas a estos propósitos; asimismo, las lámparas fluorescentes contienen mercurio que, si bien se encuentra en bajas proporciones, es un desecho que debe ser dispuesto de manera especial.



  • Luz de diodos emisores (LEDs): Son la última tendencia en iluminación. Son los campeones de entre todas las posibilidades de luz artificial, aportando muchísima más luz por la energía que consume sin producir calor, además de tener una vida mucho más larga – por cientos de miles de horas – que su segundo competidor más cercano en rendimiento y eficiencia – la luz fluorescente –. Una ventaja adicional es que no contienen, ni mínimamente, sustancias que requieran algún tratamiento especial –como sucede con las fluorescentes–. Aunque son más costosos que las lámparas fluorescentes compactas, y muchísimo más que las incandescentes, decidir iluminar con LED nuestros espacios resulta no sólo una decisión ambientalmente inteligente, sino también sustentable para nuestro bolsillo: pasarán las décadas y seguiremos disponiendo de las mismas luminarias, además de que nuestra factura eléctrica se verá sustancialmente reducida.Resultado de imagen para tipos de lamparas