LA LUZ ARTIFICIAL
martes, 4 de octubre de 2016
viernes, 30 de septiembre de 2016
Factor de deterioro
- Radiaciones infrarrojas y ultravioletas., las más severas, son las de componente de onda corta.
- El daño que causa la luz sucede por dos procesos: la acción fotoquímica y el efecto calorífico radiante.
- El potencial de deterioro de una fuente determinada de luz puede expresarse mediante el denominado factor de deterioro.
Factores
de deterioro y temperatura de color de algunas fuentes luminosas
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Fuente
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Fd
|
Temp
(K)
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Sodio
blanco
|
0.10
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2500
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Lámparas
incandescentes
|
0.15
|
2800
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Halógena
(abierta)
|
0.20
|
3000
|
Mastercolour
(HM)
|
0.20
|
3000
|
Inducción
QL
|
0.20
|
3000
|
Tubos
fluorescentes color 84
|
0.21
|
4000
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Tubos
fluorescentes color 94
|
0.18
|
3800
|
Tubos
fluorescentes color 96
|
0.34
|
6500
|
Luz Diurna (cristal de 4mm)
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0.68
|
Conservación de las obras en museos
- Respecto a la elección de la fuente de iluminación, la iluminación artificial puede realizarse a partir de lámparas incandescentes, las cuales ejercen un efecto térmico considerable que es necesario controlar, mientras que las lámparas fluorescentes producen un efecto térmico mucho menor.
- No debe haber aparatos generadores de frío ni de calor cerca.
- No exponer las obras a la luz del sol de manera directa.
- Las radiaciones ultravioletas poseen cierta energía que pueden ocasionar reacciones químicas en los materiales como los pigmentos.
- No sobrepasar los niveles de iluminación recomendables por el Consejo Internacional de Museos (ICOM): 50 lux en objetivos sensibles y de hasta 200 lux en los moderadamente sensibles.
- Regular el flujo de los sistemas de iluminación, de modo que resulte sencillo el control de la iluminación.
- El control del tiempo de exposición: los efectos fotoquímicos son acumulativos, por lo que el nivel de iluminación y el tiempo de exposición se relacionan inversamente, de forma que cuanto mayor sea la iluminación menor ha de ser el tiempo de exposición y viceversa.
Niveles de iluminancia máxima recomendada para las Obras
de arte.
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Grupo
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Materiales
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Iluminancia
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A
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Acuarelas, telas, papel, grabados, tapices, etc.
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50 lux
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B
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Oleos, temperas, hueso marfil, cuero, etc.
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200 lux
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C
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Piedra, metal, cerámica fotos en blanco y negro
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300 lux
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Influencia de las diferentes fuentes de luz en la escultura tradicional
Si la escultura ha de ocupar un sitio establecido, el artista, al crearla, debe tomar en consideración las condiciones lumínicas del mismo.
En las obras que han cambiado de emplazamiento, reproducir la luz que las envolvía forma una tarea forzosa, que es un desafío para la museografía.
En la escultura la luz es exterior. Pero es preciso indicar que la escultura posee dos luces: la propia, la que el mismo escultor procura al trabajar los planos del volumen, con sus salientes y entrantes, y la del foco luminoso que la alumbra. Podemos, pues, percibir conjuntamente un foco luminoso, el claroscuro de la escultura y las sombras que emiten los volúmenes más allá de la figura.
La luz es un factor de tanta importancia que cualquier cambio de su incidencia altera el concepto formal. Una escultura puede parecer más o menos estática, de mayor o menor resalto, conforme varíe la luz que recibe. Un pliegue no sólo es una forma, sino al mismo tiempo una lógica de luz y sombra. Hay esculturas que dramatizan con las salientes gracias al diálogo o al enfrentamiento de la luz y la sombra. También se pueden establecer delicadas transiciones, que tienen mucho de pictóricas.
Sistemas de iluminación
- Iluminación Indirecta: El 90 a 100 % de la luz se dirige hacia el techo y se distribuye luego en el ambiente por modificación. Se utilizan aparatos que en su parte inferior están cerrados y el flujo lumínico se dirige hacia arriba sin difusor. Produce un ambiente agradable, con una luz suave y sin sombras.
- Iluminación Semi-Directa: Es una iluminación directa pero con un difusor o vidrio traslucido entre la lamparita y la zona a iluminar, que hace que entre un 10 a 40 % de la luz llegue a la superficie u objetos procedentes de un reflejo previo en las paredes.
- Iluminación Semi-Indirecta: Es una iluminación que en su parte inferior ilumina con un difusor sobre la zona a iluminar (como en la iluminación semi-directa) y por arriba envía luz al techo sin difusor (como en la iluminación indirecta). Se utilizan lámparas difusas en el borde inferior pero abiertas en la parte de arriba. Genera un efecto grato sin deslumbramientos y con sombras suaves.
La iluminación puede presentarse de infinitas formas, que condicionan el resultado final de la obra que vamos a contemplar. La elección de la misma puede cambiar totalmente la percepción que tengamos de un cuadro.
La iluminación más utilizada en los museos para las muestras de obras de arte, por lo general son las luces naturales, ya que dan excelentes resultados, por su amplio espectro cromático y la agradable sensación de espacialidad que brinda. Siempre es aconsejable su combinación con fuentes artificiales.
Dentro de las luces artificiales, existen dos tipos principales de iluminación protagonista de las obras de arte en museos: fuentes difusas y puntuales.
Fuentes de luz
Luz fluorescente: A pesar de haber sido un invento poco reciente –su historia
se remonta casi a la invención de la bombilla incandescente, sólo que sus altos
costos de instalación y mantenimiento desalentaron su uso–, las mejoras que
sobre él se hicieron a mediados del siglo pasado lo sacaron de la lista de
“patentes inviables” y lo volvieron un dispositivo de creciente popularidad. La
luz fluorescente es conocida por la extrema eficiencia que ofrece en contraste
con las luces incandescentes y de halógeno. Ampliamente usada en ambientes de
trabajo y oficina, para extender su vida útil, se recomienda usarla en sitios
donde se requiere que esté encendida continuamente (evitar estar prendiéndola y
apagándola). A los muchos beneficios de la luz fluorescente, se opone una
consideración: dado que es una luz no-continua, su uso no se recomienda para
lectura ni trabajo fino o minucioso.
Luz fluorescente compacta: Conocida como “foco ahorrador”, esta luz presenta características muy similares a la luz fluorescente tradicional, sumando la ventaja de que su presentación con rosca –como el de las bombillas incandescentes- la hace práctica por su fácil instalación y nulo mantenimiento. Las innovaciones sobre este tipo de lámparas hacen posible que hayan ampliado su gama de “temperatura de color” (los tonos en que vemos la luz), abriéndonos más opciones que la luz fría en la que típicamente se nos presentaba: ahora podemos encontrarlas en la cálida luz ambarina que remeda la de un foco incandescente. A pesar de que los focos ahorradores son dispositivos mucho más costosos que los incandescentes, resultan una inversión, dado que presentan mucha mayor eficiencia energética, con lo que son sustentables ambiental y económicamente.
Además, las horas de vida de una lámpara para de este tipo son más que las de un foco incandescente, lo que requiere que compremos luces con mucha menor frecuencia. Lo mismo que las fluorescentes normales, las fluorescentes compactas no se recomiendan para lectura continua ni tareas minuciosas, siendo la luz de halógeno, la luz LED y, por supuesto, la luz natural, más apropiadas a estos propósitos; asimismo, las lámparas fluorescentes contienen mercurio que, si bien se encuentra en bajas proporciones, es un desecho que debe ser dispuesto de manera especial.
Luz de diodos emisores (LEDs): Son la última tendencia en iluminación. Son los campeones de entre todas las posibilidades de luz artificial, aportando muchísima más luz por la energía que consume sin producir calor, además de tener una vida mucho más larga – por cientos de miles de horas – que su segundo competidor más cercano en rendimiento y eficiencia – la luz fluorescente –. Una ventaja adicional es que no contienen, ni mínimamente, sustancias que requieran algún tratamiento especial –como sucede con las fluorescentes–. Aunque son más costosos que las lámparas fluorescentes compactas, y muchísimo más que las incandescentes, decidir iluminar con LED nuestros espacios resulta no sólo una decisión ambientalmente inteligente, sino también sustentable para nuestro bolsillo: pasarán las décadas y seguiremos disponiendo de las mismas luminarias, además de que nuestra factura eléctrica se verá sustancialmente reducida.
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