viernes, 30 de septiembre de 2016

Fuentes de luz


  • Luz incandescente:El foco incandescente ha sido la fuente de luz artificial tradicional y, aunque en algunos sitios ahora se prohíben su fabricación y comercialización, en algunos otros, sigue siendo una fuente lumínica muy recurrida por el tono cálido de su luz y su bajo costo en el mercado. Como contraparte de estos atributos, el foco incandescente tiene muy poca eficiencia, dado que de toda la energía que consume, sólo alrededor de un 15% es convertido en visible (luz) y el resto, en calor y en energía que escapa al espectro de visión humana. Además del problema de sustentabilidad ambiental que esto supone –alto consumo de energías fósiles del cual sólo se aprovecha un porcentaje mínimo–, la poca sustentabilidad económica es otra limitante, dado que el alto consumo de energía consumida por estos focos también se refleja en la factura eléctrica, además de tener muy corta vida útil.
  • Luces de halógeno: Representan una evolución con respecto al foco incandescente, puesto que tienen mayor eficiencia (mayor aprovechamiento de la energía consumida y mayor vida útil) y rendimiento (capaces de aportar más luz por watt consumido) en relación con el foco incandescente, además de ser dispositivos más pequeños que éste último. Son útiles para iluminar un área particular en nuestro hogar, como spots sobrepuestos a una luz de ambiente; dadas las altas temperaturas que alcanzan, deben manipularse por medio de un paño limpio, con lo cual evitaremos quemaduras e impregnar nuestra grasa cutánea en la ampolleta del foco con la cual ésta podría estallar. A pesar de su relativa eficiencia con respecto a la luz incandescente, estas luces son también consideradas de alto consumo energético.
  • Luz fluorescente: A pesar de haber sido un invento poco reciente –su historia se remonta casi a la invención de la bombilla incandescente, sólo que sus altos costos de instalación y mantenimiento desalentaron su uso–, las mejoras que sobre él se hicieron a mediados del siglo pasado lo sacaron de la lista de “patentes inviables” y lo volvieron un dispositivo de creciente popularidad. La luz fluorescente es conocida por la extrema eficiencia que ofrece en contraste con las luces incandescentes y de halógeno. Ampliamente usada en ambientes de trabajo y oficina, para extender su vida útil, se recomienda usarla en sitios donde se requiere que esté encendida continuamente (evitar estar prendiéndola y apagándola). A los muchos beneficios de la luz fluorescente, se opone una consideración: dado que es una luz no-continua, su uso no se recomienda para lectura ni trabajo fino o minucioso.
  • Luz fluorescente compacta: Conocida como “foco ahorrador”, esta luz presenta características muy similares a la luz fluorescente tradicional, sumando la ventaja de que su presentación con rosca –como el de las bombillas incandescentes- la hace práctica por su fácil instalación y nulo mantenimiento. Las innovaciones sobre este tipo de lámparas hacen posible que hayan ampliado su gama de “temperatura de color” (los tonos en que vemos la luz), abriéndonos más opciones que la luz fría en la que típicamente se nos presentaba: ahora podemos encontrarlas en la cálida luz ambarina que remeda la de un foco incandescente. A pesar de que los focos ahorradores son dispositivos mucho más costosos que los incandescentes, resultan una inversión, dado que presentan mucha mayor eficiencia energética, con lo que son sustentables ambiental y económicamente.

    Además, las horas de vida de una lámpara para de este tipo son más que las de un foco incandescente, lo que requiere que compremos luces con mucha menor frecuencia. Lo mismo que las fluorescentes normales, las fluorescentes compactas no se recomiendan para lectura continua ni tareas minuciosas, siendo la luz de halógeno, la luz LED y, por supuesto, la luz natural, más apropiadas a estos propósitos; asimismo, las lámparas fluorescentes contienen mercurio que, si bien se encuentra en bajas proporciones, es un desecho que debe ser dispuesto de manera especial.



  • Luz de diodos emisores (LEDs): Son la última tendencia en iluminación. Son los campeones de entre todas las posibilidades de luz artificial, aportando muchísima más luz por la energía que consume sin producir calor, además de tener una vida mucho más larga – por cientos de miles de horas – que su segundo competidor más cercano en rendimiento y eficiencia – la luz fluorescente –. Una ventaja adicional es que no contienen, ni mínimamente, sustancias que requieran algún tratamiento especial –como sucede con las fluorescentes–. Aunque son más costosos que las lámparas fluorescentes compactas, y muchísimo más que las incandescentes, decidir iluminar con LED nuestros espacios resulta no sólo una decisión ambientalmente inteligente, sino también sustentable para nuestro bolsillo: pasarán las décadas y seguiremos disponiendo de las mismas luminarias, además de que nuestra factura eléctrica se verá sustancialmente reducida.Resultado de imagen para tipos de lamparas
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